martes, 21 de mayo de 2013

Análisis del cuento: Tiempo, espacio, descripciones...


A continuación vamos a exponer el tiempo, que corresponde a la época en que se ambienta la historia y la duración del suceso narrado. Este elemento ha resultado ser muy variable en los cuentos seleccionados. Debemos distinguir entre tiempo externo en que se sitúa lo narrado, y tiempo interno o transcurso temporal que recorre el relato.

En Las fresas, la acción ocurre durante "una mañana de junio", como podemos leer al principio del cuento, los hechos ocurren durante un solo día al contrario que ocurre en los demás cuentos. En este cuento, Zola nos traslada a un bosque de Francia, estamos en el siglo XIX, la sociedad feudad está casi influenciada por las nuevas incorporaciones tecnológicas, industriales y científicas.

En Rompecabezas de Galdós, podemos leer esto:

"Ayer, como quien dice, el año Tal de la Era Cristiana, correspondiente al Cuál, o si se quiere, al tres mil y pico de la cronología egipcia. (...)"

Algunos cuentos como este nos trasladan a otras épocas, pero la mayoría ocurren durante la época propia del naturalismo. Se trata de un momento en el que, por la fuerte tradición religiosa y cristiana y por la débil minoría laica existente, el equilibrio krausista entre positivismo-naturalismo y espiritualismo cede finalmente a favor del segundo. Esto se puede observar sobre todo en ¡Adiós, Cordera!.

El tiempo y el espacio se precisan en la situación inicial y sirven como marco para la historia.


El espacio narrativo es una recreación de un espacio real o ficticio (los nombres de lugares ficticios que se apoyan en una geografía real), donde el autor maneja el grado de hostilidad u hospitalidad del lugar para determinar el carácter o los estados de ánimo de sus personajes. El espacio de los cuentos es descrito de manera amplia. Debemos incidir en el hecho de que en este tipo de cuento abundan las descripciones, característica esencial de los cuentos, pero a esto volveremos en un momento. Sigamos con el espacio de los cuentos.
Encontramos espacios abiertos, en la mayoría de los cuentos, salvo en La condenada, los personajes se pueden mover libremente y nos sitúa con una vista panorámica de todo lo que ocurre.

En la designación del lugar se emplea tanto la nominación oculta, como la simbólica o caracterizadora.

Resulta oportuno hacer una distinción inicial de los espacios de la enumeración, cuando aparece, el lugar o marco donde se cuenta el cuento del espacio de la historia o de la acción, o lugar donde sucede lo narrado.

La visión amable, incluso idealizada del mundo rural clariniano contrasta con la muy áspera de P. Bazán y B. Ibáñez. En el caso de "Clarín" ambientado en Asturias (¡Adiós, Cordera!).

El campo valenciano enmarca la dura perspectiva de B. Ibáñez, aunque no exenta de simpatía por sus víctimas. P. Bazán nos trasladará a los ambientes marineros de La Camarona.


Las descripciones, característica muy importante de los cuentos. El cuento no puede prescindir de pasajes o frases descriptivas, esto es algo que caracteriza mucho a la literatura del Naturalismo. Incluso el cuento más escueto contiene generalmente un mínimo empírico de descripción. El gusto por el retrato físico y la función de la ropa como expresión de la burguesía es sin duda de las mejores descripciones que gustan a P. Bazán, y como podemos observar en este fragmento de La Camarona:

"Imaginadla, ¡Oh, pintores!, con su cesta de sardinas en equilibrio sobre la cabeza; su saya corta de bayeta verde, que en la cadera forma un rollo; sus ágiles y rectas piernas desnudas: su gran boca bermeja, como una herida en un coral, sus dientes blancos y lisos a manera de guija que las olas rodaron; sus negros ojos pestañudos, francos, luminosos; su tez de ágata bruñida por el sol y la brisa de los mares."

Observamos en tono sensual como retrata a la protagonista. P. Bazán percibe la realidad visual con cierto colorido, no como observamos en La condenada de B. Ibáñez, por ejemplo, que no se para tan detalladamente en retratar a estos personajes.

En Las fresas comienza con descripciones del ambiente en el relato similares al paso de una cámara filmadora, así en la presentación de un prado, los olores, sonidos y colores de la naturaleza daban pie a sinestesias en la lectura, como podemos leer en este fragmento:

"El cielo parecía como nuevo, de un azul tierno, lavado por el chaparrón hasta en sus más pequeños rincones. Los tejados, los árboles cuyas altas ramas percibía por entre las chimeneas, estaban aún empapados de lluvia, y aquel trozo de horizonte sonreía bajo un sol pálido. De los jardines cercanos subía un agradable olor a tierra mojada."

Como conclusión más certera de esto cabe decir que el cuentista pretende interpretar la vida mediante la descripción del entorno social y descubrir las leyes que rigen la conducta humana.



"Más que a España, amo yo al mundo, y más que a mi tiempo, a toda la historia de esta pobre, interesante humanidad, que viene de las tinieblas y se esfuerza, incansable, por llegar a la luz."
(Leopoldo Alas, "Clarín")



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